viernes, 4 de noviembre de 2011

Pulpo enamorado...

Se me está haciendo costumbre ser la tecleadora más rápida de por acá y responder rápido a trivias y/o convocatorias para los boletos de las premieres en las redes sociales, ayer no fue la excepción y además fui ¿beneficiada? Con dos pases dobles, hice malabares para el sorteo de amiguis que serían las afortunadas convidadas y le tocó el turno a Monstruos, Zona Infectada (Monsters, Magnolia Pictures 2010) que está clasificada en el género de ciencia ficción, la verdad es que me esperaba un despliegue de efectos especiales delirantes, mucha emoción, casi siempre los guiones del género son bastante jalados de los pelos pero muy palomeros y resultan una gran experiencia, pero esta vez ¡oh decepción!.

El planteamiento de la historia no es malo, de hecho con ello esperaba mucho más, pero ya iba en el minuto 21 y no pasaba nada y así se pasó toda la peli, que en realidad no sé cuánto tiempo duró, pero se me hizo más larga que la cuaresma, los demás invitados reían a carcajadas de los comentarios que mis amigas y yo vertíamos sobre el desastre que estábamos presenciando. Un duelo de ¿actuaciones? de un par de perfectos desconocidos.

En manos de Gareth Edwards que seguro reprobó Geografía, ubicando (otra vez) a México en Centroamérica, una cosa que siempre me he preguntado, si yo sé que Chicago está en el estado de Illinois, y Pyramid Corners en Oklahoma por qué, ¿POR QUÉ? la mayoría de las veces tengo que ver en noticieros y películas, Xochimilco, México; Juárez, México; Acapulco, México ¿y los estados? La ignorancia galopante de los asesores de lo que sea que cubra estos rubros, siempre me enoja. Una visión ya saben cómo del ejército gringo y la del ejército mexicano, de lástima, un grupúsculo pedorro de paramilitares, no me molestó el asunto de las corruptelas en tiempos de necesidad (pan nuestro de todos los días) sino la falta de escenarios urbanos decentes y los extras utilizados no se parecían nada a nosotros, a nuestra gente.

De risa loca, no sé si por ahorrar pietaje, o porque la escena era magnífica y esa pecata minuta no era como para repetirla, uno de los pintorescos extras, se equivoca y corrige su diálogo, cosas que no se pueden permitir en cine estadounidense de alto presupuesto en el siglo XXI.

No sé si la licencia que otorga la ciencia ficción abre el espacio para que, de unas imágenes de la magnífica ceremonia de Día de Muertos en Mixquic, pasemos a una bahía en un lugar de Latinoamérica irreconocible repleto de barcos de la U.S. Army, siempre con vistas a unos pueblos paupérrimos y bastante tropicalizados de la visión de este directorcete de lo que para él es México; pero sabemos que nacos hay en todos lados, la visión parcial y pobre que siempre han tenido la mayoría de los estadounidenses de su frontera hacia el sur no es una novedad. Todo esto no era un cocktail le tiraba más a un escamoche (escamoche: argot de los meseros y gente del ambiente gastronómico, acción de juntar los desperdicios de todos los platos para pasarlos al lavado) ofensivo, en la trama el par de protagonistas, un reportero gráfico y una güerita insípida en shorts atraviesan el territorio nacional, el objetivo es traspasar la frontera pues entre más al norte caminaban más selvático se tornaba México, bueno hasta una pirámide entre Maya y no sé cómo aparece a cuadro, y por fin la visión cuasi Nirvánica del muro fronterizo. Mi pregunta fue: ¿ahora la muralla China? Después de todo lo que había visto no se me hubiera hecho extraño que ya en 2 días hubieran caminado hasta allá [RISAS EN VIVO, NO GRABADAS]

Esto en cuanto a la verosimilitud de los escenarios, la interacción ramplona entre el par de portagonistas de bostezo, siempre tibios, siempre planos, nunca llevaban a ningún lado, caer en actitudes estúpidas ya se ha vuelto un lugar común, corren hacia el monstruo, salir a despoblado en vez de protegerse y un largo etcétera acompañan sus acciones.

Los Monstruos, pues los vimos al final, pulpos gigantes luminiscentes que brotan de setas con lucecitas naranjas y que en el momento culminante de la película se aparean entre una mezcla de vocalizaciones de cetáceos (sacados de un documental de Jaques Costeau) y paquidermos, un niño de 5 años que vea Animal Planet sabe que sus monstruos son pulpos, ¡pulpos! (Si nos queremos ver más especializados un pulpo abisal dado el asunto fotoluminiscente.) Y todavía ante semejante acto de amor la güerita nos regala unas lagrimitas, priceless.

Tengo varias preguntas, ¿en dónde estudió cine Gareth Edwards? ¿Cómo consiguió el financiamiento para su guión? ¿El ejecutivo de la productora todavía tiene trabajo? ¿Gareth Edwards aprobó sus clases de Biología y/o Ciencias Naturales en la primaria? ¿Fue a la primaria?

Me atrevería a decir que los espíritus de Juan Orol y Ed Wood se han retorcido en sus tumbas.

Me disculpo con mis amigas por lo de anoche, no fue mi intención, deveritas que no.