miércoles, 27 de marzo de 2013

:(

Me encuentro de vuelta atravesando una ruptura, no las hay gozosas ¿para siempre? La eterna adolescente de 14 años espera que no, la mujer que cumple 40 años en menos de 3 meses espera que sí, que por fin sea el final de un largo y doloroso trance que ha intentado finalizar sin éxito una y otra vez pero que por falta de carácter o exceso de amor o quién sabe por qué -¿un gran temor a la soledad?- (tal vez sea eso) no ha podido hacerlo. (No es cierto la mujer de 39 también espera que le salgan con una excusa inverosímil y perdonar) ¿ven? Sé qué es lo que quiero y no me lo han dado, lo he pedido explícitamente, seductoramente, con enojo, de forma hostil y no y nada ha se ha modificado. Rompimientos que no se vuelven fáciles aún siendo tú quien termine, siempre son un fracaso y un dolor más que apuntarle al corazón. En este caso no se sabe quién fue quien terminó (la verdad es que pienso que ya me habían dejado pero que no pude darme cuenta dado lo irregular de mi “relación”) de pronto la comunicación se detuvo de un lado, primero piensas que pasa lo mismo de siempre, que hay pausas por causas inexplicables pero que tu mente trata de apuntalar y justificar cuando sabes que ha pasado una y otra vez, historias que terminas tejiendo -y que en boca de una de mis amigas- “me salen muy bonitas”, soy bien guapa de mis conjeturas, en los cuentos que me invento los hombres que me rompen el corazón siempre salen bien librados, es que soy complicada, es que soy tan mala, no lo comprendo, soy tan desconfiada, es que tiene tanto trabajo y yo tan ociosa que no le doy descanso, pobre seguro está tan cansado que no pudo decirme hola hoy… Así pasa ahora con las relaciones interpersonales en la era del internet, ahora como nunca puedes estar pegado a una persona y ahora como nunca, más alejado. Puedes saber dónde está, qué desayunó, cuántas tazas de café lleva en el día, la temperatura con la que salió a trabajar, la ruta que tomó, con lo que se topó en el camino y que encontró digno de fotografiar, su estado de ánimo, de salud y un largo etcétera como un simple espectador, como un suscriptor, follower, fan o cualquiera de los nombres que adquieres cuando eres parte de una red social virtual, el vínculo se va diluyendo, tener información no significa necesariamente tener una relación con alguien a menos que seas un erotómano aunque a veces te conviertes en uno porque se retorció el camino original. La verdad es que no sé cómo es que era llevar una relación amorosa cuando no había internet porque sólo tuve una y de todos modos aunque fuera en papel siempre nos escribimos más de lo que nos tocamos, creo que es una constante en mi forma de ser, algo traigo mal de fábrica. Siempre me he relacionado con hombres que conozco a través de un monitor, me es más fácil, escribo muy bien, no es elogio en boca propia, aunque utilizo un volumen de voz seguro y firme y que mi aspecto no espanta es más puedo decir que soy atractiva, soy divertida y tengo buena conversación, soy ocurrente y creativa, tierna y dedicada… la verdad es que en el fondo soy una especie de ratón asustado. Soy muy tímida, soy de esas personas que prefieren ahorrarse los buenos días por vergüenza nunca por mala educación. A estas alturas ya debo haber roto algún Record Guiness absurdo de la cantidad de lágrimas vertida por un mismo cabrón o alguna pendejada por el estilo. Por alguna extraña razón soy pro hombre y es inexplicable porque vengo de una historia de un papá abandonador. Soy producto y copartícipe, cómplice, víctima y artífice de relaciones amorosas fallidas y terminadas en muy malas condiciones de siempre, desde que algún mortal del género opuesto osó posar sus ojos y sus perversas, lascivas y deliciosas intenciones sobre mí no me ha ido bien, esta vez traté de hacer las cosas de manera distinta porque ya tenía más camino andado, porque me esperé 4 años desde mi última relación bien, después de un doloroso abandono sin mediar palabra, me dije que esto no me sucedería otra vez, hubo un intento que no pasó de eso con alguien más pero con la mente fría noté que ese tipo no me convenía y así como me pasó por la cabeza se me fue al olvido del corazón, fue fácil es muy feo y eso aunque se lea mal ayuda bastante. Mea culpa. Tampoco es volcarle toda la responsabilidad a él, conozco mis demonios los conozco bien, hasta de beso los saludo, acudí 6 años a terapia para sacarme a otro hombre del corazón, mi terapeuta le puso de sobrenombre El Chacal y recuerdo que me molesté ¿por qué ella una perfecta extraña se sentía con el derecho de sobrenombrar al amor de mi vida? ¿no sabía de sus ojos poblados de pestañas o de esa risa que quitaba el aliento? ¿que me compraba leche light porque sabía que yo no tomaba de otra? Y es lo único que puedo decir bueno de él, porque el Chacal me sacó dinero, la risa y las ganas de vivir por un largo, largo tiempo, exactamente 11 años. Reconoció los puntos donde hago contacto con lo malo de las personas y los explotó hasta que se cansó de mí y yo de él. Bueno pero estábamos en los demonios, soy una gran manipuladora, todavía uso bien ese don porque ésta vez no funcionó, no supe hallar el lado donde puedo accionar los botones correctos en el otro para que haga lo que yo quiero o necesito, puede ser que él no esté tan dañado como yo para hacer click conmigo o posee un nivel de perversión mayor al mío y tratar de dominar al sensei de lo que sea siempre es más difícil. Padezco una tremenda inseguridad de ahí salen los celos, la fascinación por la posesión y el dominio, la asfixia que estrangula hasta al mejor intencionado. Le agradezco a quien me ha sacado las lágrimas esta vez, también me sacó muchas sonrisas y esos ojos de borrego a medio morir, la expresión feliz y relajada cuando alguien te pregunta por esa persona, esa cara que pones cuando alguien a quien no conocías y que ni imaginabas su existencia entra en tu vida y como por arte de magia borra lo malo para convertirlo todo en bueno, esa cara que pones cuando te enamoras, esa cara que espero poner otra vez en mi vida; afortunadamente me dejó llena de historias maravillosas que han quedado en cadenas de mails, historiales de whatsapp, sms y tuits. Me gusta vivir ahora que cualquiera puede dejar su huella, aunque seas un John Doe eres un John Doe con pasado por escrito, eso me parece fabuloso. Le agradezco porque quiero- si existe la reencarnación- no volvérmelo a topar en otra vida. Espero poder sanar pronto y suficiente para volver a enamorarme sin equivocarme tanto, eligiendo lo que en realidad estoy buscando y no caer en la trampa de la aparente perfección.