lunes, 15 de abril de 2013

conteo II

Día 27 sin ti, comienzo a escribir a las 4:33 am el cerebro me despierta para que le dé más vueltas al asunto, traidor maldito me dan ganas de redimirlo en quesadillas y cometer antropofagia, has cambiado tu fotografía en el whatsapp, sé que alguien más te dice que te ves bien, sigo acudiendo a nuestra conversación esa que se convirtió en un soliloquio dándome cuenta tarde de esto -ya va para un mes- quiero ver si te veo conectado, la verdad es que no sé por qué lo hago pero no me voy a martirizar con eso otra vez, llegará el momento en que no lo haré más, hablas con desprecio de las gordas en tuiter, no puedo más que ver mi reflejo talla 15 en el espejo y esforzarme para no sentirme agraviada por la misma boca que me dijo muchas veces bonita, no lo logro. No sé qué hice para que te despegaras de mí tan fácil, supongo que te fastidiaste de tu propia farsa, o al final descubriste que una fantasía no se puede elongar tanto. Claro que sufro esta despedida tácita (abandono sería el término correcto que me remite a un perro perdido a propósito a lado de la carretera, eso soy en este momento un perro que no sabe estar sin su dueño) no te necesito contar sobre el síndrome de abstinencia, duele pero no sabes en dónde, sabes cuál es la cura pero ya no está a tu alcance, y me rebasan el enojo, la indignación y la perplejidad, pienso que merecía más, ese más es extenso, por principio creí que volveríamos a estar juntos y platicar, verme en tus ojos -ya te estoy llorando otra vez- reírnos, ejercitar la complicidad, pensaba y recreaba en mi mente el momento en que nos encontráramos otra vez como si fuera la primera vez (oh esa primera vez que te ví) pero ya habiéndonos conocido, cedí, esperé, ofrecí, sacrifiqué, invertí tanto tiempo y esperaba una justa recompensa ¡qué tonta! ¿O qué ingenua? eso de dar sin esperar nada a cambio no es una virtud que posea y hace rato aprendí que no está mal hacerlo. El sentimiento persiste aunque espero en algún momento cercano poder guardar todo en tu expediente y que alguna vez que recurra a él por azar, necesidad o gusto depravado, sonreír al acordarme de ti y que el dolor haya desaparecido, la voluntad humana es a veces insondable, me propuse amarte a pesar de todos los huecos que me dejaba hacerlo y lo conseguí, he dicho muchas veces que el amor espontáneo no funciona, para mí el amor es una disciplina, despojarlo del halo mágico del que inevitablemente lo envolvemos es un acto consciente y responsable, adulto y comprometido, es también apostarle al éxito, si te haces el propósito de que algo funcione y te ajustas a un plan con dedicación generalmente logras tu cometido, no hablo de enamorarte, hablo de enamorarme y mantenerme así a pesar de ti. ¿Crees que no eres cruel? Tal vez no lo eras, aunque más bien pienso que niegas esa parte de ti, ¿A quién le gustaría afirmar la crueldad en sí mismo? O a lo mejor debutaste conmigo, otra cosa que haces bien, no es algo que se deba presumir pero ahí está. Llorarte es un homenaje, a lo que sentimos, vivimos y reímos. Tampoco puede ser eterno, es tu momento de los últimos conmigo.

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