martes, 7 de junio de 2011

más que jugo...

Small Things are the Better Things…

Ecatepec pasado un poco el medio día

[07.06.2011]



No puedo negar que acudir es un viacrucis, no hay mejor forma de describirlo, generalmente más de tres caídas --metafóricas y no-- durante el camino, polvo, el calor, la corona de espinosas preguntas que lastiman, la básica: ¿ qué demonios estoy haciendo aquí? La estética de lo feo que se desparrama a borbotones a diestra y siniestra, con la promesa de que al final se llegará a la redención.



Todo el protocolo de seguridad es cumplido, o a medias --fue mi primera, de ingreso sin identificación-- y no hubo ningún problema… sonaba la cuenta regresiva dentro de mi cabeza, el corazón me palpita y siento las consabidas mariposas en el estómago. No voy a ninguna cita de tipo ligue o amorosa, o quién sabe… (Cierran los ojos y traigan a su mente el aroma de chiles en vinagre recién cocinados y no lo dejen ir)



Siento que no puede estar mejor todo, cuando pego en mí el sticker que dice VISITANTE Fundación Colección Jumex, me preguntan si es la primera vez que visito la galería, la verdad, hasta siento muy dentro que me están ofendiendo… Llevo años viviendo ese maravilloso idilio, ese que con cada encuentro en vez de culminar con el consabido cigarro, se va diluyendo en el fondo de una lata azul con sabor afrutado.



Después de leer la cédula inicial, giré sobre mi propio eje a la derecha y ahí estaba, “Siento amor”, fue la frase que se deslizó de mi boca, era el lienzo que reflejaba mi propia imagen deconstruida en chorromil pedacitos, era la pieza parida, pensada, sudada, de Jim Hodges “Somewhere Between Here and There” (2001) que dejaba que me mirase en ella, que me develaba lo que me esperaba; no, ni siquiera pude imaginar lo que en realidad me esperaba…



Descubrí una muestra llena de cuerpos, llena de carne, casi una provocación, carne desnuda, como una sorpresa veo que a pesar de las formas suaves y colores neutros y pacificadores, hay muchos ojos devolviéndome la mirada.

Y nos saludamos, ya nos conocemos de antes… varias piezas repiten y no hay mejor oportunidad que estos “Destellos” para leerlas, nunca fueron mejores simbiontes la una de las otras. “Bonito” nunca tuvo tanta dimensión significativa y no peyorativa como hoy; bonito no es malo ni superfluo, es simplemente y complejamente: bonito.

Nunca había sido tan invitada, tan bienvenida a observar, leer, imaginar, poseer como ahora, la prístina disposición de cada pieza, de la cabeza de Osvaldo Sánchez al espacio contenedor.

Asistir a la Galería siempre es una oportunidad de abrir la mente y dejarse llevar, hoy fue día de “Destellos” mejor que un tafil. Tan bien dispuesta como cuando mamá se esforzaba para camuflar las verduras en tu platillo favorito para que las pudieses tragar. Las verduras nunca supieron mal, sólo que no lo sabías.



Con ganas de sacar a mi paracaidísta interior, llegar con mi sofá y apoltronarme en medio de la sala principal y vivir ahí para siempre.



Una muy feliz, Liliana Cobos.

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